El jueves 8 de marzo habrá una huelga feminista internacional que sacudirá los cimientos del patriarcado y entrará en el teatro público valenciano el sexto montaje de Atirohecho, Les Solidàries (del 8 al 11/3 en el Rialto), el más vinculado a los movimientos sociales. Al frente de la compañía y de la obra –gestada de arriba a bajo por mujeres como Patricia Pardo, que firma el texto– encontramos a Carla Chillida, bailarina y creadora que no entiende el teatro sin compromiso político y actitud contestataria. Hablamos con ella de mujeres olvidadas, de patriarcado, de capitalismo y de revolución.
Atirohecho pone siempre el interés en los trabajadores, los verdaderos protagonistas de la historia. En Les solidàries también. ¿Quiénes fueron Los Solidarios?
Los solidarios fue un grupo de acción anarcosindicalista de los años 20 que nació para hacer frente a la represión gubernamental contra el movimiento obrero de Barcelona. Sus tres integrantes más míticos fueron Durruti, Ascaso y García Oliver, que visto con perspectiva y desde una visión feminista, se nos pueden presentar como estereotipos de la masculinidad. Nos resultaba muy interesante como discurso y como recurso artístico feminizar este termino, rescatándolo como “Las solidarias”. Además, lo feminizamos porque también hubo mujeres en la organización anarcosindicalista. Mujeres que obviamente nadie nombra ni recuerda. Mujeres con doble condición de explotación, por clase y por género.
La obra reivindica el papel de la mujer en el mundo a partir de los discursos, poemas y testimonios de mujeres más conocidas como Clara Campoamor o Federica Montseny, y de otras ignoradas completamente por una historia que han escrito siempre los hombres. Preséntanos a algunas de ellas.
Realmente los discursos de Clara Campoamor y Federica Monseny, e incluso Victoria Kent, son rescatados en la obra como documento histórico, pues son voces más o menos reconocidas en el relato oficial. Pero el verdadero homenaje es a las mujeres del movimiento anarcosindicalista de los años 30, mujeres valientes que crearon organizaciones como la Federación Nacional de Mujeres Libres, rama independiente del movimiento libertario. Y que para ello tuvieron que enfrentarse a muchos obstáculos, incluidos sus propios compañeros de lucha de la CNT. Nosotras rescatamos estos nombres: Concha Liaño, Felisa De Castro, Aurea Cuadrado, Soledad Estorach Esterri, Lucía Sánchez Saornil, Mercedes Comaposada, Amparo Poch, Maruja Lara, Isabel Mesa Delgado, Libertad Ródenas, Sara Berenguer, Julia Hermosilla, Maria La Jabalina, Gràcia Ventura, Concha Guillén Bertolín, Pura Arcos, Pura Pérez Mingorance i Conxa Pérez Collado. Pero hay muchas más.
Partís de un relato más personal para poner el foco, en la segunda parte, en las mujeres que lucharon durante la República y la Guerra Civil por conquistar sus derechos. Partís de lo personal para llegar a lo artístico, que en vuestro caso es siempre político y combativo. ¿Cómo fue el proceso de creación?
El punto de partida del proceso fue el análisis personal de los problemas, preocupaciones y obstáculos sufridos por nosotras mismas, derivados de la construcción de género. Atendiendo siempre a nuestro contexto específico. Después de esto, nos dimos cuenta del vacío de referentes femeninos que teníamos, y precisamente en esa búsqueda de referentes es donde se nos aparecieron todas estas mujeres que vamos nombrando en la obra. Mujeres que nos reconcilian con nuestro género.
La historia nos enseña que sin rebeldía no se alcanzan conquistas sociales. Y Les Solidàries aboga por un feminismo que no solo acabe con el sistema patriarcal, también con el capitalismo. ¿La revolución será feminista o no será?
Por supuesto, y añadiría que ese feminismo será de clase o no será. Tenemos que estar atentas, porque ya conocemos las dinámicas del poder de apropiarse de las luchas y las reivindicaciones sociales para neutralizarlas. Debemos ser nosotras, las mujeres de la clase trabajadora, las que encabecemos esa nueva lucha, desde nuestro cuerpo y desde nuestra creatividad. S.M.
