Esta semana me lanzo al mar literario para entrevistar a Luis Mollá, autor de la novela El Almirante (Almuzara). Luis Mollá Ayuso (Tarifa, Cádiz. 1955) es capitán de navío de la armada Española. Como parte de su profesión, ha estado embarcado en diferentes buques, destacando su faceta de profesor a bordo del buque-escuela Juan Sebastián Elcano. Destacar, como escritor, que ganó dos veces el concurso literario de narrativa marítima Nostramo. La primera en 2004 con El veneno del Escorpión y la segunda en 2008, con La séptima ola. En 2005 ganó el premio Virgen del Carmen de la Armada Española con la novela La Tumba de Tautira. Es asiduo conferenciante de temas relacionados con el mar y colaborador con numerosos artículos periodísticos en distintos medios de prensa, publicaciones, foros de ámbito naval y programas radiofónicos. El Almirante, por la que le pregunto, es su undécima novela. GINÉS J. VERA
Me han llamado la atención algunos detalles de la época que además de hacer entretenida la lectura de su novela, la enriquecen. Por ejemplo, el que se pintasen de rojo las cubiertas de los barcos, ayudando a espantar el miedo cuando corriese la sangre de los tripulantes; o que hubiese una zona ‘de fumadores’ en los buques, pues el tabaco había sido causa de incendios y pérdida de barcos. Coméntenos estas curiosidades y otras, si lo estima, de la época incluidas en la novela.
En realidad, se trata de apuntes veraces, pues esas que comenta eran costumbres marineras de la época
La población catalana, leemos en varios párrafos de la novela, no era partidaria a principios del s. XVIII de la llegada de un Borbón a la Corona española ya que este era partidario de políticas reformistas y centralizadoras, poniendo así en peligro sus fueros. Por contra, el Archiduque Carlos estaba dispuesto a establecer su capital en Barcelona. Parece que el roce entre los Borbones y Cataluña viene de lejos.
Es exactamente como usted lo cita. Y de aquellas lluvias, estos lodos, como se puede leer, ver y oír hoy en cualquier medio de comunicación.
El valor e inteligencia de Blas de Lezo quedó patente desde la primera contienda en la que participó, pero creo que donde despuntó por su capacidad de liderazgo fue en Palermo, a bordo del Vainqueur. ¿Nos comenta este hecho tan destacado en la vida de nuestro protagonista?
En realidad, su capacidad de liderazgo quedó patente en cuantas batallas participó. Las ayudas a Palermo y Peñíscola pueden, no obstante, contemplarse desde una óptica diferente, pues fueron las primeras campañas que se desarrollaron bajo su total responsabilidad a una edad que en la mayoría de los casos hubiera sido demasiado temprana.
En el epílogo final nos expone sus razones por las que cree que sí se dio el combate entre la Veleur de Lezo y el Stanhope de John Combs, ya que al parecer hay fuentes que varían la versión de este combate. Coméntenos este punto, pues creo que es interesante para quienes se acerquen a la novela con un espíritu más histórico que lúdico lector.
En realidad yo no sostengo que el combate se diera con toda seguridad, pero sí que pudo darse, en contra de lo que aseguran algunos historiadores que lo niegan, a la vez que admiten no pocas sombras en la biografía de este gran marino. Puedo darse porque está en la línea de su proceder, y el hecho de que no aparezca un navío Stanhope en la lista de buques ingleses de la época no significa gran cosa, pues un país capaz de borrar una batalla de su historia (Cartagena) qué no haría con un barco batido por otro menor, español, y al mando del odiado Blas de Lezo.
