«A mí me gustan las paradojas y Rusia es un país de paradojas»

Una imagen abre Vostok nº20, producción francesa de la directora Elisabeth Silveiro incluida en la sección Amalgama del festival La Cabina que abre la programación de este miércoles 21/11. Esa imagen es la de las vías de un tren. Vostok nº20 narra la vida en un tren que, durante varios días, cubre el trayecto que hay entre Moscú, la capital rusa, y Beijin, en la vecina China. En ese tren se reúnen todo tipo de personajes, un caleidoscopio de historias que sirven de metáfora íntima de un país muy poco conocido para la mayoría de nosotros. Y cómo compañeros de este viaje, las voces de los pasajeros, el silencio de un paisaje solitario y las palabras de la poetisa de origen ruso Marina Tsevetaïeva (1892-1941) que en la voz de la actriz Fanny Ardant nos hablan de la distancia, del tiempo, de sombras y murallas, de océanos que no deben ser perturbados. GERARDO LEÓN

¿Cómo o por qué decides entrar en el espacio de este tren que guía tu película?
Bueno, yo nací en Rusia, mi padre es cubano y mi madre es rusa, pero nací en Leningrado (San Petersburgo, ahora). Entonces, lo conocí porque iba al mar con mi madre cada verano y nos pasábamos tres días en el tren. Yo era pequeña y estaba fascinada por toda la gente que se reunía allí; cómo pasan tres días compartiendo todo, tocando la guitarra, etc. Eso se había quedado en mi cabeza y, después, cuando a los catorce años me fui para Francia siempre tenía este recuerdo. Al principio, lo que me fascinaba son las mujeres que trabajan en este tren porque ellas pasan allí toda su vida. Yo hice mi dossier sobre esto que me dio una ayuda en Francia, una pequeña cantidad de dinero para empezar el proyecto. Con esto me fui con mi operador de cámara y una chica de sonido a Rusia. Al principio yo pensaba grabar un poco, para ver, pero al final hicimos el trayecto de Moscú hasta Pekín y con lo que grabé me di cuenta de que no podía hacer la película sobre las mujeres porque era muy poco material. Pero también vi que podía hacer algo más con esas imágenes, y ahí vino la idea de la poesía y todo lo demás.

Ruedas en un espacio muy estrecho. Cuando veía las imágenes, pensaba en esas películas que suceden dentro de un submarino. ¿Cómo condicionó ese espacio el rodaje? Por lo que dices, entiendo que fue un equipo muy pequeño.
Tres personas, sí. Yo, la chica de sonido y el operador de cámara. Nosotros vivimos en estos vagones de 52 camas, muy estrecho. El espacio era muy pequeño, pero la gente estaba muy acostumbrada a nosotros porque vivíamos allí, dormíamos allí, etc. Para el cámara era muy difícil porque no teníamos mucho espacio y por eso casi todos los planos son fijos. Bueno, creo que hay dos planos en los que seguimos a alguien, pero nada más. Había que escoger el plano y no moverse.

¿Y cómo fue la relación con la gente en ese espacio tan angosto?
Es que toda la gente quería hablar, que para mí era un poco extraño porque creía que los rusos no tenían una buena reputación como gente abierta. Pero toda la gente quería hablar de todo, exponer sus pensamientos. A veces teníamos que ir de un vagón a otro y nos costaba como tres horas porque mucha gente quería hablar, nos paraban. Al final, escogí estos personajes que aparecen en la película, pero había muchos más. Fueron los que me habían tocado más.

agenda-urbana-Vostok-h4

Tu película hace un retrato social de este mundo. A propósito de esto último que comentas, ¿qué te hizo seleccionar unos personajes sobre otros?
A mí lo que me gustaba es que esos personajes tienen como una contradicción. Por ejemplo, la mujer que dice que no entiende que a la gente le guste viajar fuera, pero al final es ella la que no puede viajar. Eso me gustaba de estos personajes. Casi todos tienen una doble cara porque tienen sus propias contradicciones y me gustaba mostrarlas. Cada uno habla de Rusia a su manera y para mí esos retratos muestran un poco cómo es Rusia, como la ven ellos.

En tu película logras que se establezca una relación bastante íntima con los personajes. ¿Cómo llegas a esa intimidad tan cercana? ¿Es algo tan espontáneo como me cuentas o es algo que trabajaste?
Como vivimos en este tren, la gente no tenía miedo de nosotros porque estábamos con ellos. Cada mañana iba al lavabo a hacer la cola y eso hace que en este tren intimes muy rápidamente con la gente porque vives con ellos, compartes ese tren con ellos. No sé, es como un feeling. Por ejemplo, la mujer que dice que nunca ha salido de Rusia vivía en la cama superior y yo estaba en la cama inferior y cuando nosotros teníamos que ir a comer o algo ella nos guardaba las cosas. Teníamos con ella esa relación vecinal. La verdad es que había un contacto muy fácil. Puede ser porque fuéramos tres jóvenes y eso les daba confianza.

Es muy interesante la relación que hay entre los pasajeros y el equipo del tren. Me has comentado que tu primer impulso fue retratar a esa gente. Me llama la atención la relación que tienen con un espacio en el que prácticamente viven.
El primer impulso para hacer esta película fue la pregunta, ¿cómo pueden estas mujeres pasar toda su vida en el tren? Porque trabajan como doce días, vuelven a casa para una semana y luego se marchan otra vez. Eso me fascinaba en ellas. Pienso que ellas tienen una relación muy extraña con el tren porque es como una casa y da esta impresión de libertad. Había una mujer que decía (esto no está en la película): yo me levanto y trabajo, y al mismo tiempo es mi casa; no quiero levantarme e ir a una oficina. Eso le daba como una libertad, en ese sentido. Aunque también es muy difícil trabajar así. Digo mujeres porque hay muy pocos hombres. Ellas tienen que hacer de todo, tienen que hacer la cocina para ellas en condiciones que no permiten hacerlo, tienen que limpiar todo, hacen un trabajo de hombres, muy físico y, al mismo tiempo, tienen que tener esta relación de respeto con los pasajeros porque hay hombres muy borrachos, por ejemplo. Tienen múltiples facetas y eso era fascinante para mí.

La película hace una especie de retrato de la Rusia de Putin. De hecho, hay un personaje que dice algo así cuando afirma que no ha cambiado nada desde Gorbachov, tras la caída de la URSS. ¿Era algo que te interesaba especialmente?
No, yo creo que lo que me interesaba era esta nostalgia porque este tren no cambia. Por ejemplo, yo mostré esta película en otro festival y una mujer francesa me dijo que ella había cogido el tren hace cincuenta años, y mirando mi película me dijo que nada había cambiado en ese tiempo. Creo que este tren tiene algo atemporal, que era lo que me interesaba. Pero la verdad es que la Rusia de Putin no la conozco mucho porque yo me fui de Rusia justamente cuando Putin llegó al poder. Lo que pienso de la Rusia actual me da un poco de miedo con el nacionalismo y todas esas cosas que surgen, la censura. Pero en el tren yo no sentía la Rusia de Putin sentía otra cosa, algo intemporal.

Dentro de esa atemporalidad, poco a poco los personajes van dibujando una especie de esencia del carácter ruso. Un carácter que tiene algo de surrealista. Por ejemplo, cuando esos personajes cuentan cómo en medio de la estepa puede aparecer una mujer con bolsas de la compra y no sabes dónde está el supermercado.
A mí me gustan las paradojas y Rusia es un país de paradojas. En este tren puedes ver cómo funciona la ley. Normalmente no puedes fumar, no puedes beber, pero todo el mundo lo hace. Lo que me gustaba eran esas paradojas, no es lógico.

Me da la sensación que tu cámara es como la visión de un visitante. Hay una intimidad en lo que cuentas, pero al mismo tiempo mantienes la distancia del que está de paso.
Puede ser que haya sido el montaje el que haya establecido esta distancia. Yo quería la poesía [recitada] en francés porque quería que esos poemas expresaran lo que siento por Rusia, las preguntas que tengo o las sensaciones. Pero claro, yo no puedo escribir tan bien y me encantaba lo que había hecho esta poeta. Y para mí era muy importante establecer esta distancia porque el francés hacía que la película no fuera rusa, rusa. En el montaje hemos montado este puzle. Como tú dices, esta distancia y, al mismo tiempo, esa proximidad, tiene que ver con la manera de montar las imágenes que ha provocado esa sensación.

Háblanos sobre la relación entre las palabras y las imágenes. ¿Por qué elegiste esos poemas en concreto y a esta autora? ¿Qué buscabas con esa relación?
Esta poeta estuvo exiliada, vivía en Paris y cuando volvió a Rusia se suicidó porque era la Rusia de Stalin. Para mí esta mujer representa la libertad y sus palabras me parecen muy interesantes. Hablan de cosas muy universales, pero, al mismo tiempo, tratan de libertad, de amor, de la nostalgia, y eso me gustaba. Con esto no quería dar respuesta a las entrevistas. Al principio yo quería expresar los pensamientos de los pasajeros, pero luego me di cuenta que lo que quería hacer era exponer mis propios pensamientos a través de esta poesía. Entonces, los poemas no contestan a lo que dice la gente, es más como una reflexión filosófica que a veces va con las imágenes. Por ejemplo, cuando un poema habla de las ventanas, añadimos las ventanas a la imagen. Pero hay poemas que no relatan la imagen.

¿Cómo fue el trabajo con Fanny Ardant a la hora de recitar esos poemas?
Yo le mandé mi dossier diciéndole que quería hacer esto con ella y dijo que sí inmediatamente. Trabajábamos las emociones. Yo sabía más o menos qué imágenes quería poner sobre estas palabras y trabajábamos el ritmo. Yo le decía más rápido o ella me decía que podía hacerlo más rápido o más lento. Hicimos como un trabajo de actor. Lo que quiero decir es que un poema puedes leerlo de mil maneras e hicimos muchas pruebas para obtener ese ritmo. Fanny Ardant es una mujer muy generosa. Ella da muchas opciones, me hacía muchas proposiciones y luego yo podía escoger la que más me gustaba. Por ejemplo, en un caso yo le dije que pensara que, si tuviera delante a Stalin, cómo le diría el poema. Es el último poema sobre la nostalgia. Fanny estaba emocionada con este poema. Yo no puedo decir que haya dirigido a Fanny Ardant. Yo fui con mis ideas y Fanny me hizo muchas proposiciones y, luego, en el montaje, yo tenía las opciones de ritmo.

Ya que lo mencionas, me gustaría que nos hablaras del trabajo de sonido. Tú película tiene algo como de un largo tema musical. Hay casi estrofas, la voz de los personajes, luego pasas a exteriores donde no se escucha nada.
Para mí el sonido es muy importante porque da la estructura de la película. Con el montador de sonido hicimos este trabajo de apartar los ambientes, hay silencios en los que no se puede escuchar el tren, hay partes en las que trabajábamos el sonido como un sueño y podíamos inventar las cosas. El tren era como una música. Una música que cambia porque el tiempo cambia, las cosas cambian. Esa música del tren era muy importante. Al mismo tiempo, hay también estos espacios del tren donde jugábamos a crear una atmósfera. Con la poesía nos parecía muy interesante salir del mundo real para ir a otra parte. Hemos hecho un trabajo muy grande sobre el sonido, hacer montaje de cosas que no existían. Por ejemplo, hay una mujer que está leyendo una revista. Hay un vaso que se mueve y pusimos el sonido de ese vaso. Eso le da vida al plano. Era un trabajo de aportar los pequeños sonidos que crean la vida en el tren para crear este universo. No siempre estar en la realidad, escaparse de ella.

Como me has comentado antes, tu película ya ha pasado por otros festivales. ¿Cuál ha sido la reacción del público?
La gente es muy entusiasta. A la gente le gusta la película o, al menos, le hace pensar, reflexionar. Cada vez las cuestiones que se plantean son muy diferentes. Bueno, hay dos o tres cuestiones que siempre vienen, pero luego cada uno pregunta sus cosas, depende del festival. Por ejemplo, la gente me dice que quieren viajar en este tren, hay gente que te pregunta qué se come; la gente me pregunta cosas así, no funcionales, pero quieren ir y quieren saber cómo pasan las cosas, y eso me hace reír porque mi película quiere habla de otras cosas. Es divertido ver cómo le interesa a cada uno. Por ejemplo, hay gente de economía que me pregunta cosas sobre la economía en mi película o por qué no he filmado mucho a los chinos. Cada uno tiene su preocupación.

A parte de esa curiosidad que tenías por ese mundo de las mujeres que trabajan en el tren, una vez terminada la película y sin desvelar nada, ¿cuál dirías tú que es el núcleo, el centro, aquello que tú querías expresar? Es decir, una cosa es el objeto, eso que muestras, los hechos y los personajes. Pero, ¿cuál es esa impresión general que te atraía de ese mundo que está por encima de todo y que querías destacar especialmente?
Yo pienso que quería hablar del tiempo. Cuando digo que mi película es atemporal yo creo que lo que se siente en la película es el tiempo. El tiempo que pasa y las cosas que pasan. Por eso cuando la película se abre está en movimiento y cuando se acaba está también en movimiento. Este tiempo hasta que llegamos al destino es lo que me interesaba. Si hablo de mi película así, yo creo que este es el tema: cómo hacemos pasar el tiempo. Yo soy la primera montadora de la película y no había sentido el tiempo porque, para mí, había cosas muy evidentes. Después, mi editor me dijo que esas cosas eran muy evidentes para mí, pero que no lo eran para la gente porque no conocen ese tren. Entonces, hicimos todo ese trabajo sobre el tiempo, por el ritmo de la película, pero también como una metáfora del paso del tiempo.

También te puede interesar…

¿TODAVÍA NO TE HAS SUSCRITO A NUESTRA NEWSLETTER?

Suscríbete y recibirás propuestas culturales de las que disfrutar en Valencia.