Decimos noviembre y, si hablamos de cine, no podemos dejar de pensar en La cabina, nuestro festival dedicado a mediometrajes, ya sabéis, esas pelis que duran entre 30 y 60 minutos y que, edición tras edición, ha dado muestras de su riqueza tanto en formatos, géneros, como en propuestas formales. Este año La cabina nos ofrece un programa lleno de novedades. La primera la encontramos en la propia Sección Oficial a concurso en la que, al contrario que en otras ocasiones, tendremos dieciséis piezas que se proyectarán en sesiones individuales (y no por parejas, como hasta ahora). La idea, comenta la organización, es resaltar cada uno de los trabajos que, de esta forma, se presentarán de manera independiente ante el público en cuatro sesiones diarias. Aquí encontraremos rostros conocidos, como el de Damien Bonnard, actor colaborador de directores como Christopher Nolan o Roman Polanski que protagoniza Cross de Idir Serghine, o Valeriu Andriuta, colaborador de Cristian Mungiu y director de la cinta moldava Salix caprea. Las reivindicaciones del mundo LGTBI quedan reflejadas en piezas como Pink pill de la china Xiaoshan Xie, un apasionante relato sobre un caso real de abusos. Y temas controvertidos, como el que refleja la norteamericana Amy Wang en Unnatural donde se aborda la cuestión de la pedofilia en la figura de un joven de 18 años que trata de escapar de su pasado.
La animación queda representada en dos cintas: Ce magnifique gâteau! de Marc James Roels y Emma de Swaef, que nos traslada en cinco relatos a la África colonial de finales del S.XIX, y The man woman case, de Anaïs Caura, sobre la historia de Eugene/Eugenia Falleni, uno de los primeros transgénero de la historia contemporánea. Entre otras curiosidades encontramos piezas como el musical de acción alemán Hard way de Daniel Vogelmann que, entre números de música y baile, nos cuenta la historia de Jake, un agente especial que quiere vengar la muerte de su compañero asesinado a manos de un terrorista llamado La Madre. Y un viejo conocido de La Cabina, el realizador Lander Camarero (A serious comedy), que nos visita con la desternillante Nuestro viejo y el mar, en la que dos hermanos realizan un largo viaje en velero para esparcir las cenizas de su padre en el Pacífico.
Hay mucho más. La sección Amalgama nos traerá trabajos abiertos a otros lenguajes alternativos como el documental, cine experimental o video-arte. Los temas y procedencias son de lo más variado. Es el caso, por ejemplo, de cintas como Puta mina, obra colectiva que nos habla de la situación de la cuenca minera de Gordón, en la provincia de León, o Vostok nº 20 de Elisabeth Silveiro, que nos cuenta la vida en un vagón de tercera clase en el tren transiberiano que lleva el mismo nombre. El recuerdo de la guerra de Irak nos llega a través de la unidad de desactivación de bombas iraquí que protagoniza Facing death with wirecutte de Sarwar Abdullah, mientras en Converso el director David Arratibel se cuestiona su relación con la religión cuando descubre que toda su familia se ha convertido al catolicismo. Las también española [M]otherhood de Inés Peris y Laura García plantea la cuestión de las mujeres que rechazan la maternidad como opción vital, mientras que el alemán Philip Widmann se pregunta, en Das gestell sobre la relación entre el hombre moderno y la tecnología.
La programación continúa con dos secciones ya clásicas del festival: Inèdits, que recoge mediometrajes de directores consagrados, y Visuals en la que la imagen se mezcla con la música en directo en diversas actuaciones. Y dos novedades. La primera acogerá una nueva sección dedicada a la videopoesía, una tendencia en auge. El viernes 16/11 se proyectará el documental Versogramas, dirigido por Belén Montero. A este proyecto se une una sesión especial, el miércoles 21/11, en el que se pasará una muestra de trabajos procedentes del festival de cine documental DOCMA de Alcances que ya ha cumplido medio siglo de vida. Se proyectarán los mediometrajes Galatea al infinito de Julia Maura, Mariangela Pluchino, Ambra Reijnen, Maria Chatzi y Fátima Flores; y Mikele de Ekhiñe Etxeberria, ambos ganadores del Premio DOCMA. G.LEÓN