Valdeplata amanece después de la verbena de verano. Sobre el prado, cadáveres de estorninos, un billete rasgado, una bicicleta roja, una piruleta rota, sangre en una zapatilla. La Orquesta tocó toda la noche y niños, jóvenes y viejos bailaron las mismas canciones guardando secretos distintos. Los guardaba el Conde, anciano que podía morir en cualquier momento (y con él un mundo antiguo de magia y miedo). También Ventura, camionero que sacó por fin su vestido de lentejuelas, o Placeres, soñando venganza y amores prohibidos. Bailaron y bebieron y parecía que podían entenderse antiguos amantes, enemigos mortales, jóvenes perdidos.
La historia de esta noche de verano la cuenta la Música, que está dentro y fuera de cada uno de ellos y también de ti. Una música que les recuerda a los vivos que están vivos y que convoca a los muertos. Una melodía que lo mezcla todo en este valle que amanece con los secretos desvelados sobre el prado, como si una gran mano se hubiera abierto por fin.