“El proyecto nace de la ilusión de crear un espacio cultural donde se respire excentricidad, libertad y respeto”

Chile, el Cabanyal y el Cedro son tres lugares clave que tejen la red vital de Macarena Salas López. Chile es su país de nacimiento, el Cabanyal su barrio de adopción y el Cedro la zona que va a acoger su sala de conciertos, abierta a sonidos de todo el mundo y con una depurada conciencia feminista. Se llamará La Salà. Ella y Annabel Nadal de Suport Produccions han refundado la mítica sala Wah Wah para traer a Valencia nuevos ritmos que se dejan fusionar, algo que lleva tiempo haciendo desde el escenario, como una de Las Hijas de la Cumbia. Lo suyo es la agitación cultural, ya sea desde la organización de la Fiestas Culturales Ruge Rosario, a los mandos del bajo en la banda valenciana femenina de reggae roots Amazonians o a la cabeza de esta nueva sala que tuvo que posponer su inauguración (estaba prevista para abril) a causa de la pandemia. Hablamos con ella de su nueva aventura.

¿Cómo se gestó el proyecto? ¿Quiénes estáis detrás de él? ¿De donde sale el nombre de La salà?
El proyecto nace de la ilusión de crear un espacio cultural en el centro de la ciudad, donde se aúnen las artes, se respire excentricidad, libertad y respeto. Detrás del proyecto está mi socia Annabel Nadal Sendra, una gran mujer que lleva más de diez años trabajando detrás de Suport Produccions, dando voz a la escena musical valenciana. Con ella tuvimos la necesidad/oportunidad de re-crear este espacio, soñando alto, junto a un gran equipo que trabaja codo a codo con nosotras: Berta Ortuño (técnica de sonido), Marta Rodriguez (comunicaciones), Alejandra Miralles (departamento de arte), Laura Requena (fotógrafa), Jrisa Lia Lia (iluminación),  Amparo Megías y Silvia Sanchez (web), Paula y Sara (diseño) entre muchos otros. El nombre de La Salà viene de una noche de terraceo por el Cabanyal en la que estábamos casi todas reunidas, y entre nombre y nombre, salió el juego con la palabra “sala” y que somos muy “salás!”, y en valenciano se quedó “Salà”.

Por fin una “gran” sala de conciertos en València gestionada por mujeres. Íntegramente por mujeres, además. Cuéntanos qué tipo de conciertos vais a programar, ¿tendrán cabida otras disciplinas a parte de la música?
Uno de los lemas de La Salà es inspirar la libertad a través del arte, desde ahí estamos trabajando en producciones propias y propuestas que pongan atención en la libre expresión. No queremos cerrarnos a nada, el espacio está pensado como sala multifuncional, que albergue distintas propuestas culturales, como por ejemplo, presentaciones de libros, masterclass, teatro, cine… en fin, todo lo que el espacio permita. Somos un equipo diverso e inclusivo y en un momento de  tantas limitaciones tenemos claro que sin cultura no hay futuro. Abriremos nuestras puertas a una programación creativa que invite al diálogo, a la reflexión y a la alegría.

En qué se concreta vuestra conciencia feminista como gestoras de una sala de conciertos. ¿Vais a darle más cancha a las bandas de mujeres o encabezadas por mujeres?
Nuestra casa está abierta a todas las bandas que difundan música consciente, de calidad y con respeto, independientemente del género de sus integrantes, daremos la bienvenida a bandas de mujeres, mixtas y de hombres. Y por supuesto, seguiremos apoyando a la escena feminista en la lucha por la igualdad y la reivindicación, tanto arriba como bajo de los escenarios.

¿Cómo vais a plantear los conciertos dentro de esta extrañísima coyuntura que está provocando la pandemia del coronavirus?
Los conciertos estarán dentro de los parámetros legales y sanitarios, siendo muy cuidadosas con las medidas higiénicas que nos exija la ley. De momento el espacio se ocupará con mesas y sillas, por lo que nos estamos currando un ambiente cómodo y único, que invite a disfrutar de un buen espectáculo. Aunque estamos deseando que pronto podamos volver a bailar en los conciertos, abrazarnos y juntarnos en las barras, vernos las caras y disfrutar de una cultura segura.

El Cedro fue un barrio muy activo culturalmente en su día pero lleva tiempo languideciendo. Cerraron locales importantes como El Tornillo o Deluxe, y la sala Matisse ha sido resucitada recientemente gracias a Esther Ferrer y José Ramón Martín. ¿Cómo de importante es el barrio para el éxito del proyecto?
En general las salas de concierto están desapareciendo, se las están comiendo los grandes festivales de música, y están desapareciendo las bandas y espectáculos formato sala. Ahora que no hay festivales supongo que muchos artistas volverán al formato más pequeño y volverá la vida a las salas de conciertos con sus programaciones periódicas. Estar en el Cedro es un privilegio, ya que estamos en plena ciudad y dentro de un barrio con mucha juventud y movimiento. La vida de barrio, conocer a tus vecinos, favorece una buena convivencia, es fundamental. Trabajaremos en conjunto para que El Cedro vuelva a su máximo esplendor cultural y La Salà sea una sala de referencia en Valencia.

Cuéntanos, qué podremos ver y escuchar en octubre en La Salà.
Frente a la incertidumbre que nos encontramos, no se sabe si podremos abrir en octubre, por lo tanto, no queremos desvelar todavía la guinda del pastel, estamos trabajando para sorprenderos… Sólo podemos decir que contaremos con propuestas locales como los míticos Cabanyal Reggae, que han trabajado siempre por el desarrollo cultural de la comunidad, y otras propuestas propias que abren la puerta a la diversión y excentricidad, como “La Salà Escénica” y un cabaret muy especial.

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