Siempre es un placer recibir en nuestra librería al filosofo y astrofísico Juan Arnau. En esta ocasión nos hablará de su nuevo libro “La meditación soleada”. (Ed. Galaxia Gutenberg) . Conversará con él Francisco Benedito.
La meditación soleada es una visión del mundo y un modo de estar en el mundo. Percibe el cosmos como una mente extendida y considera la materia como una experiencia mental. La mente no es aquí el cerebro, sino la experiencia de la percepción, la memoria, el deseo y el lenguaje. Estos son los cuatro componentes del mundo para el empirista radical, para quien el Ser es experiencia pura. Toda su indagación se inicia ahora, cuando percibe, recuerda y desea, mediante un lenguaje heredado que le ayuda a entender su identidad. El empirismo radical se distancia de cualquier tipo de genealogía o explicación sobre las causas que nos han traído hasta aquí (big-bangs, neolíticos, karmas o ADNs). Acepta el hecho de que somos una flecha en movimiento y trata de dilucidar adónde nos dirigimos. Este libro es una metafísica de bolsillo. La síntesis de años de investigación en la que concurren los presocráticos, la filosofía occidental, el sufismo, el budismo, el vedanta y la filosofía de la ciencia. Todas esas influencias no aparecen citadas o referenciadas, están implícitas, y permiten dos intuiciones fundamentales. Según la primera, la percepción es una fuerza que nos atraviesa. Cuando percibimos, es otro el que percibe a través nuestro. Ese otro es el origen. Cuando estamos atentos a algo, cuando advertimos que percibimos, sintonizamos con el origen. De este modo la conciencia original experimenta el mundo. La atención es un modo de desplazarse al origen. La meditación soleada ofrece propuestas para una nueva cultura mental. Modos y estrategias de orientarse en la mente del mundo y de navegar en ella. La obsesión por una vida interminable refleja nuestra incapacidad de vivir en el presente. Desde la perspectiva que se propone aquí, lo eterno no tiene nada que ver con el tiempo. Lo eterno es un eje vertical que corta el tiempo horizontal y lo podemos convocar cada vez que hacemos el origen presente, cada vez que somos conscientes. Cada ser es universo. Lo eterno alienta en nosotros, es el ahora, no algo que sobrevendrá tras la muerte. Es el origen al que regresamos mediante la atención y hace posible la vida y la experiencia. Una experiencia compartida con el origen.