Ya sea en las orillas del Mississippi o en el profundo corazón de la campiña inglesa, el rock n’ roll vive en los suburbios. Llegados de Rome, Georgia, en las faldas de las montañas Apalaches, The Georgia Thunderbolts se alzan con un abrasador estilo marca de la casa con los pies puestos en el ritmo sureño, el blues asalvajado, y el rock crudo, aportando un espíritu auténtico y un ardiente frescura. «Apostamos por ese sonido clásico y atemporal con un giro moderno y una actitud renovada», afirma el vocalista TJ Lyle, que habla por sus compañeros Riley Couzzourt [guitarra], Logan Tolbert [guitarra], Zach Everett [bajo, teclados y armonías vocales], y Bristol Perry [batería]. «Todos crecimos escuchando rock n’ roll. En Georgia escuchas Lynyrd Skynyrd, The Allman Brothers, y todos los grandes en todas partes. Así que es algo natural para nosotros. Lo amamos, y queremos traerlo de vuelta». Con un amplio abanico de influencias que van desde el gospel sureño de Hank Williams a Neil Young, Little Feat, Lynyrd Skynyrd y también Ozzy Osbourne, la banda se ha dejado la piel en la Carretera teloneando a bandas como Black Stone Cherry, The Kentucky Headhunters y Blackberry Smoke, postulándose como la gran esperanza del southern rock en la línea sucesoria de Wjiskey Myers o Robert Jon & the Wreck. Su disco de debut, Can we get a witness (2021) fue un poderoso puñetazo en la mesa, de ese rock n’ roll dinámico de grandes riffs y melodías empapadas en whisky, rebosantes de orgullo sureño. Rise above it all(2024), su continuación, mantiene el pulso, confirmándoles como una joven fuerza de rock n’ roll puramente americano tocado desde als entrañas. Un devastador trueno desde el corazón de las montañas y los pantanos.
