En la exposición Perfección imperfecta, Manolo Valdés presenta una serie de cabezas coronadas por tocados y peinados de diversa índole. Son obras recientes que condensan décadas de investigación iconográfica y técnica. El rostro, generalmente sereno y frontal, funciona como un lienzo tridimensional donde se superponen capas de historia, memoria y experimentación. Los tocados, en cambio, son campos de libertad formal: pueden evocar plumas, abanicos, peinetas o composiciones abstractas, y en ellos se evidencia la voluntad de romper la simetria, de permitir que la materia hable por si misma. Los materiales empleados
-bronce, resina, cristal de Murano, mármol, alabastro, acero, aluminio, …- no son meros soportes, sino protagonistas de la narración visual. Cada uno aporta su gramática: la densidad y nobleza del bronce, la translucidez del alabastro, la fragilidad controlada del cristal, la frialdad pulida del acero. Valdés sabe que cada material impone sus propias leyes, y en lugar de dominarlos hasta borrar sus imperfecciones, las incorpora como parte de la estética final. De ahí el título de la exposición: Perfección imperfecta. Esta tensión entre el rostro estático y el tocado dinámico es una relación dialéctica que activa la mirada del espectador. La cabeza nos confronta con lo permanente, el adorno con lo cambiante; uno apela a la memoria, el otro a la imaginación.
Fecha
27 septiembre 2025
hasta el
7 noviembre 2025







