Poetas, escritores, pintores y cantaores gitanos flamencos nos ofrecen una reflexión íntima, personal e irónica sobre la mítica ciudad andaluza.
El principio es el siguiente: un cineasta equipado con una pequeña cámara digital descubre una ciudad a través de unos cuantos personajes que hacen de intermediarios. Entrega la ciudad sólo a sus habitantes para que cuenten sus historias. La celebridad o el anonimato de estas personas es menos importante que su particular talento para hacer que su entorno nos resulte menos extraño. Gracias a la intersección de sus itinerarios, la identidad única de la ciudad emerge gradualmente de este collage de secuencias subjetivas.