ARIZONA BABY han vuelto. Cinco años después de su doble LP Sonora, el trío acústico más singular del país nos presenta Salvation, un disco en el que conscientemente retornan a las bases, vuelven a casa tras una década de implantar su formato básico, irrenunciable, de trío acústico, en inglés, al que han ido sacando chispas e innovando disco a disco.
Salvation es un refrescante manojo de canciones arizónicas. Tan espléndidas como clásicas. Y un álbum de viajes. Como el mejor cine americano es una auténtica road movie, donde los personajes escapan de la quema (Street of Babylon), huyendo hacia ninguna parte (Boldly goin’ nowhere o Ride on, con fondo de teclados) y el predicador (Vielba?) agotado de advertir del peligro (ahogo, cancelación, nueva inquisición, llámalo como quieras) se sube al
Monte Sagrado de la música y nos contempla sereno.
El álbum se abre con Lonely Road donde Arizona Baby cabalgan de nuevo por los parajes más polvorientos de Morricone mientras las cuerdas se inflaman de nostalgia aflamencada. Una maravilla.
Y, del desierto, al boogie pantanoso de IOU nothing o el folk inquieto de esa fábula de contradicciones que es Hit the spot o el deslumbrante prólogo a esta aventura que es Nightmare in Suburbia, un tema desempolvado de los archivos, con J.F. Kennedy y Pesadilla en Elm Street como parábola de la amenaza sobre el aparente confort urbano y con ese prodigio de solo de guitarra en plan arranque motorizado sobre ese distintivo rítmico, marca de
la casa.
J. María Rey